jueves, 8 de mayo de 2014


UN POCO DE HISTORIA del jabón


Según una leyenda romana, el jabón nació en el Monte Sapo. Allí se sacrificaban animales y la grasa derretida de éstos junto con las cenizas de la madera, corrían ladera abajo mezcladas con el agua de lluvia hasta el río Tíber. Las mujeres que lavaban sus ropas en este río se dieron cuenta de que el lavado quedaba mejor que en otros lugares.

Los egipcios, los romanos, los griegos…, todos daban gran importancia al aseo personal.
Los baños de los romanos eran muy populares y lujosos y los griegos, aunque no usaban jabón propiamente, se limpiaban con arcilla, cenizas y piedra pómez. Untaban sus cuerpos con aceites, y lavaban su ropa con agua en los arroyos.

En la Edad Media, este procedimiento decayó, y sobrevinieron las grandes pestes. En el siglo XVII el baño cobró nuevas fuerzas en Europa, aunque el procedimiento de la elaboración del jabón se mantenía secretamente en los monasterios desde el siglo VII. En el siglo XII Italia, España y Francia fueron los primeros centros de producción masiva de jabón, pero los impuestos eran muy altos, por lo que pocas personas los utilizaban. Expertos en química desarrollaron diversas técnicas para elaborar jabón de forma industrial, y en las colonias americanas se usaba grasa animal y ceniza para fabricar un jabón casero de mala calidad, pero que servía para los propósitos de limpieza personal y de las prendas de vestir.

Durante la primera guerra mundial empezaron a utilizarse sustancias sintéticas debido a la escasez de grasas, lo que actualmente conocemos como detergentes que se combinan con sales minerales y producen sustancias indeseables que contaminan nuestro ambiente, tales como fosfatos, surfactantes, derivados del petróleo…, y que encontramos en detergentes y jabones comerciales combinados o no con jabón, como blanqueadores, enzimas, ablandadores, y geles químicos.

En la actualidad existe todo un arsenal de geles y jabones de todo tipo para nuestra higiene diaria, pero todos ellos contienen agentes químicos que pueden resecar nuestra piel. A los jabones industriales se les extrae la glicerina, un humectante que atrae la humedad a tu piel. La glicerina es un subproducto natural del proceso de la fabricación de jabón pero los fabricantes comerciales eliminan de sus jabones esta glicerina y la reservan para utilizarla en productos económicamente más rentables, como lociones y cremas. Sin embargo cuando nosotros hacemos jabón dejamos toda la glicerina que se produce de forma natural.

Por eso son mucho mejor los jabones realizados de forma artesanal, porque no contienen productos químicos que puedan irritar nuestra piel, son rápidos de hacer, los fabricaremos con ingredientes conocidos, con aromas naturales y sin agentes externos que puedan afectar a nuestra salud.
 
 
Jabon casero sin aditivos químicos , ni siliconas, nuestra piel es un órgano y como tal debemos cuidar con esmero, no tenemos nada para sustituirlo si  este se estropea, nuestra piel adsorbe todo lo que le pongamos ha si que debemos cuidar la elección de los productos que le aplicamos.

El jabon casero nutre y cuida nuestra piel con efectos sorprendentes.


 
 
Espuma abundante , con aromas que envuelven los sentidos miman y nutren nuestra piel
 
Espero que este pot os guste y os pueda ayudar a comprender que un jabon casero es mucho mas que lo que se ve a simple vista.
 
 

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